martes, 18 de junio de 2013

12 de diciembre de 1949: Tragedia en el Estrecho.



Traiña Los Mellizos en el puerto de Tarifa. Año de 1947. Fotografía extraída del al catálogo de la exposición “Imágenes Tradicionales de la Pesca”. Tarifa, 9 a 18 de Mayo de 2008.
                                                          

Hace un año aproximadamente comencé a escribir un artículo que titulé 12 de diciembre de 1949: Tragedia en el Estrecho. En él recojo el desastre marítimo más destacado de los ocurridos en las aguas del estrecho de Gibraltar durante el pasado siglo.
El próximo 12 de diciembre se cumplirán sesenta y cuatro años de aquel siniestro, un día como otro cualquiera de faena en la mar, hasta que se transformó en tragedia. Aquel día la naturaleza decidió desatar toda su furia  en el Estrecho, arrojando un resultado al final de  la jornada tres pesqueros hundidos; El San Carlos de Algeciras, El Lobo Grande de Ceuta, y Los Mellizos de Tarifa; y el fallecimiento de 64 hombres del mar, los cuales formaban parte de las tripulaciones de las siniestradas naves.
Esta historia está recogida en el Nº 83 de la revista de estudios tarifeños Aljaranda. Número que fue publicado el pasado mes de octubre, pero desde tan sólo unos días está disponible en la red, así que, aprovechando la coyuntura he querido compartirlo con vosotros.
Podéis acceder al artículo así como al número completo pinchando aquí.



Titular del Diario de Cádiz con fecha del 15 de diciembre de 1949        


Día 12 de diciembre
qué día más señalao,
Día 12 de diciembre
enfrente de los isleos
tres barquitos naufragaron.
enfrente de los isleos
tres barquitos naufragaron
Que pena de marineros
cuando llegó la noticia
que “El Lobo” se estaba hundiendo
San Carlos” y “Los Mellizos” iban con él
una ola gigantesca hundió a los tres
hundió a los tres, ¡mare mía!
hundió a los tres.

Alegría dedicada a las victimas del naufragio.

lunes, 3 de junio de 2013

Los Vasos de Vicarello

Al norte de Roma, a orillas del lago Bracciano se encuentra la pequeña localidad de Vicarello, famosa desde tiempos de la antigua Roma por la existencia de aguas sanadoras, manantiales de origen volcánico con altos contenido de minerales y otras sustancias disueltas en las aguas que las dotan de un apreciado valor terapéutico. Las aguas de Vicarello estaban dedicadas al dios Apolo, siendo conocidas en la antigüedad como aquae Apolinares, donde ininterrumpidamente desde los albores de nuestra era cientos de personas acuden en busca de salud y relax. 
En esta pequeña localidad hace unos ciento sesenta años se produjo un hallazgo arqueológico de gran importancia para el conocimiento de la civilización y cultura de la antigua Roma. En 1852, los operarios que trabajaban en la demolición de un antiguo balneario construido descubrieron la grieta de la que partía el manantial que daba razón de ser al complejo, ésta se encontraba semiobstruída por numerosos objetos. La sorpresa debió de ser mayúscula para aquellos obreros, pues bajo las aguas hirvientes destacaba el brillo del oro, la plata y el bronce de la gran cantidad de utensilios que allí se encontraban. Los objetos se  hallaron depositados de forma estratigráfica, así, aparecieron en primer lugar vasos y monedas de época Imperial, después monedas acuñadas en época Republicana, monedas de otros pueblos de la península Itálica antes del dominio romano, y finalmente, en el fondo, numerosos objetos líticos de época prehistórica. Un hallazgo que fue catalogado cómo el tesoro más grande encontrado hasta la época en suelo italiano. La presencia de tantos y diferentes objetos bajo estas aguas se debe a la búsqueda del favor del dios sanador para la recuperación de la salud, no eran otra cosa que exvotos depositados desde milenios.
Pero sí traemos este descubrimiento a este blog no es sólo por la riqueza del hallazgo, sino porque de entre todas las piezas encontradas en Vicarello aparecieron cuatro vasos a los que consideramos muy gaditanos, son los llamados Vasos de Vicarello o Vasos de Apolinares.
Cuatro vasos de diferentes tamaños realizados en plata y labrados en forma de columna miliaria (hito de piedra que señalaba las distancias en las vías o caminos), en los que sí algo llama la atención no es la riqueza del material, sino la particularidad de tener grabados la superficie de cada uno de ellos el itinerario completo que lleva al viajero de Gades a Roma
Estos vasos dan testimonio de las diferentes etapas del viaje, la distancia en millas romanas que suma el recorrido, así como la distancia entre cada una de las estaciones que iban de Gades a Roma, atravesando el territorio Peninsular, cruzando los Pirineos para adentrarse en Francia, y por último bajar a Italia donde espera el destino final, Roma, un total de 1841 millas romanas (aproximadamente unos 3000 Km.). Datados a principios del cambio de Era, suponen el primer testimonio de itinerario referentes a la península Ibérica. 



Respecto a su origen y propiedad debemos comentar que pertenecieron a un oferente anónimo posiblemente de elevada posición social, dado el rico material de fabricación de los vasos, oriundo de Gades, o bien residente en dicha ciudad, quien encargó la construcción en plata de estos cuatro vasos en alguna manufactura local.
En cuanto al motivo de la ejecución se plantea alguna duda, pues sí en principio pudiese ser un encargo ex processo para servir de ofrenda, también se plantea que su misión era simplemente la de servir como recipiente usado para beber y como guía, es decir era utilizado para consultar las distintas etapas del camino, convirtiéndose en exvotos por la necesidad del viajero de  hacer uso de las aquae Apolinares.
Los Vasos de Vicarello se encuentran actualmente expuestos en el Museo Nazionale Romano, mientras que en la Real Academia de la Historia de España se encuentran unas copias de los mismos realizadas en bronce a partir de los originales. Una lástima que en el Museo Arqueológico Provincial de Cádiz no podamos disfrutar de éstas o de otras copias, pero en fin, esto es otra historia.