Retrato de Wellington por Goya. |
Sir
Arthur Wellesley, Duque de Wellington, es considerado una de las
personalidades más importantes de la Historia Europea
del Siglo XIX, como uno de los más prominentes generales
ingleses, durante las Guerras Napoleónicas, particularmente al
frente de la Guerra de la Independencia Española. No obstante en
esta entrada pondremos en entredicho dicha gallardía, al salir
escopeteado en las historias que a colación comentamos:
El General Castaños
tiene el honor de ser el primero en derrotar a las tropas
napoleónicas en territorio andaluz. En la víspera de la Batalla de
Bailén, se le presentaron en su Cuartel General dos oficiales
ingleses, el General Picton y su ayudante, con el objetivo de ofrecer
a Castaños, en nombre de Welligton, para que dispusiese de más
fuerzas para enfrentarse a los franceses, en concreto siete mil
ingleses que aguardaban en Gibraltar. Castaños, agradeció el gesto
de los ingleses pero no aceptó por dos motivos que explicó
seguidamente: “Primero, poseo fuerzas más que suficientes para
batir al enemigo, y segundo, os manifiesto que no me importaría gran
cosa que un golpe de mano de la Escuadra francesa pusiera en su poder
la plaza de Cádiz, porque la recobraríamos enseguida; en cambio si
los ingleses la guarnecieran, no la volveríamos a ver más”.
Concluyó espetándole al inglés: “Las cosas claras y el
chocolate espeso”. El intérprete de los oficiales se quedó
estupefacto y preguntó al General Castaños: “Mi General, no
sé cómo se dice chocolate en inglés. Además no sé que es”.
Castaños sorprendido, optó por la guasa: “Dígale que
chocolate es la contraseña para pasar por entre los centinelas del
campamento”. Y los ingleses salieron tan panchos gritando
“Chocolate”. Castaños reía, sabedor de que tenía ganado
a Cádiz de las artimañas de los ingleses.
Otro retrato realizado por Goya al Duque de Wellington |
La siguiente historia
está sacada de las memorias de Mesonero Romanos, el cual fue un
escritor madrileño que vivió gran parte del siglo XIX. Se destaca
como escritor costumbrista, sobre todo en la pintura de gentes,
lugares y ambientes de Madrid. En sus memorias, Memorias de un
Setentón, natural y vecino de Madrid (Madrid, 1881), Mesonero
narra un acontecimiento del que se jactaría que fue real, aunque los
biógrafos de Goya declinan su veracidad. La historia tiene lugar en agosto de 1812, en Madrid y está
protagonizada por dos personajes históricos, Goya y Wellington, y
tuvo dos testigos, el General Álava y el hijo de Goya. Al parecer
Wellington quería tener un retrato suyo realizado por Goya, así
acompañado de su amigo, el General Álava, fue a “La casa del
Sordo”, la casa de Goya. Llegados al piso, el pintor se puso a
ello. Cuenta Mesonero que en una hora Goya hizo un bosquejo del
retrato. Al enseñárselo al inglés, éste mostró su
disconformidad, opinando que era una mamarrachada, no aceptando dicho
trabajo. Álava le pidió al hijo del pintor que trasladase al
artista lo dicho por Wellington. Pero Javier, hijo del artista,
previniendo un altercado, no quería transmitir el enojo del otro.
Pero Goya pese a su sordera atisbaba lo que ocurría. Mesonero incide
en que Goya echó el ojo a las pistolas cargadas que siempre tenía
sobre la mesa. La situación se volvió tan tensa que Goya se
abalanzó finalmente a las pistolas y el inglés hizo por desenvainar
la espada. Solo la actitud conciliadora de los dos testigos hizo que
al final la sangre no llegara al río. Fue precisamente uno de estos
dos testigos quien muchos años más tarde contaría la historia
presuntamente a Mesonero Romanos.
Pero como no queremos ser tan rastreros con la figura del inglés, hemos de destacar que sus victorias en el campo de batalla, sirvieron de inspiración a Beethoven que le compuso una obra orquestal en 1813 para celebrar la victoria de las tropas británicas, españolas y portuguesas, comandadas por el Duque de Wellington Sir Arthur Wellesley, sobre el ejército francés en los alrededores de la ciudad de Vitoria el 21 de junio de ese mismo año. Pero como este inglés tiene tan mala suerte en este blog diré para finalizar que el mismo compositor catalogó su oda al inglés de auténtica basura.
1 comentario:
80No se le cayo muy bien la estancia en estas tierras a Wellington...
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