Año de 1309, reinando en Castilla Fernando IV, la “reconquista” parece estancada, sólo la figura de Alonso Pérez de Guzmán mantenía abierta la lucha contra los musulmanes en el sur de la Península. Tras su heroica gesta acontecida en Tarifa, el caballero leonés fue protagonista de otro importante y glorioso suceso para el orbe cristiano.
Cuentan las crónicas que Alonso Pérez de Guzmán, ya por esas fechas conocido por “el Bueno”, siendo todavía alcaide de la plaza de Tarifa, y único noble que mantenía viva la llama de la “reconquista” en el sur peninsular, marchó junto al Arzobispo de Sevilla, y apoyados por naves aragonesas en el mar, a la conquista de la plaza fuerte de Gibraltar. Plaza que caería en un tiempo relativamente breve, gracias al empuje de las tropas castellanas capitaneadas por D. Alonso. Las crónicas de la época recogen que desde ese suceso, Guzmán el Bueno se convirtió en guarda de las puertas de España.
Gibraltar estuvo en manos castellanas durante veinticuatro años, ya que llegado el año1333, la plaza fue tomada por los Benimerines, que auxiliaban al Reino de Granada, y al que cedieron la misma en 1374.
Y así siguió “El Monte de Tariq” en manos granadinas, cuando en 1462 el alcaide de la Villa de Tarifa, D. Alonso de Arcos, recibe la furtiva visita de un musulmán “llanito” llamado Alí el Curro, quien convence al alcaide de que emprenda el cerco de Gibraltar, ya que en la plaza sólo se encuentra una pequeña guarnición, a la que podrían coger desprevenida, y así de forma sencilla, conquistarla. D. Alonso de Arcos que poco podía perder, y sí mucho que ganar, se encargó de avisar al Duque de Arcos y al Duque de Medina, para seguidamente, y acompañado de Alí el Curro, poner cerco al de Gibraltar.
No esperó D. Alonso que sus señores llegaran, y pagando de su capital a los soldados, se dispuso a la conquista de la plaza. Así, en menos de dos días capituló Gibraltar pasando de nuevo a manos castellanas, gracias a la decisión de D. Alonso de Arcos, y a la traición del “moro llanito”.
Del año1462 nos trasladamos al 1704, cuando durante la Guerra de Sucesión, una flota angloholandesa al mando del almirante George Rooke y el Príncipe de Hesse ocupaba la plaza, pasando de esta manera a manos británicas, manos en las cuales continua, al menos que un alcalde de Tarifa decida conquistarla de nuevo.
Desde estas líneas he querido hacer un pequeño homenaje a dos hombres, con mucho en común, que son grandes protagonistas de nuestra historia y que por diversos motivos han quedado relegados a un papel secundario.
Cuentan las crónicas que Alonso Pérez de Guzmán, ya por esas fechas conocido por “el Bueno”, siendo todavía alcaide de la plaza de Tarifa, y único noble que mantenía viva la llama de la “reconquista” en el sur peninsular, marchó junto al Arzobispo de Sevilla, y apoyados por naves aragonesas en el mar, a la conquista de la plaza fuerte de Gibraltar. Plaza que caería en un tiempo relativamente breve, gracias al empuje de las tropas castellanas capitaneadas por D. Alonso. Las crónicas de la época recogen que desde ese suceso, Guzmán el Bueno se convirtió en guarda de las puertas de España.
Gibraltar estuvo en manos castellanas durante veinticuatro años, ya que llegado el año1333, la plaza fue tomada por los Benimerines, que auxiliaban al Reino de Granada, y al que cedieron la misma en 1374.
Y así siguió “El Monte de Tariq” en manos granadinas, cuando en 1462 el alcaide de la Villa de Tarifa, D. Alonso de Arcos, recibe la furtiva visita de un musulmán “llanito” llamado Alí el Curro, quien convence al alcaide de que emprenda el cerco de Gibraltar, ya que en la plaza sólo se encuentra una pequeña guarnición, a la que podrían coger desprevenida, y así de forma sencilla, conquistarla. D. Alonso de Arcos que poco podía perder, y sí mucho que ganar, se encargó de avisar al Duque de Arcos y al Duque de Medina, para seguidamente, y acompañado de Alí el Curro, poner cerco al de Gibraltar.
No esperó D. Alonso que sus señores llegaran, y pagando de su capital a los soldados, se dispuso a la conquista de la plaza. Así, en menos de dos días capituló Gibraltar pasando de nuevo a manos castellanas, gracias a la decisión de D. Alonso de Arcos, y a la traición del “moro llanito”.
Del año1462 nos trasladamos al 1704, cuando durante la Guerra de Sucesión, una flota angloholandesa al mando del almirante George Rooke y el Príncipe de Hesse ocupaba la plaza, pasando de esta manera a manos británicas, manos en las cuales continua, al menos que un alcalde de Tarifa decida conquistarla de nuevo.
Desde estas líneas he querido hacer un pequeño homenaje a dos hombres, con mucho en común, que son grandes protagonistas de nuestra historia y que por diversos motivos han quedado relegados a un papel secundario.
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