sábado, 24 de noviembre de 2012

La Trocha: Atajo entre Bahías

Según el diccionario de la Real Academia Española de la lengua la palabra trocha tiene entre sus acepciones; “vereda o camino angosto que sirve de excusado, o de atajo para unir una parte”, y es sin duda ésta una denominación que viene como anillo al dedo para aquel antiguo camino que a modo de atajo partía de la ciudad Algeciras, y tras discurrir por las sierras algecireñas y tarifeñas desembocaba frente a laguna de la Janda.
La difícil orografía que rodea la orilla Peninsular del estrecho de Gibraltar, salpicada por los últimos estertores del sistema Subbético provoca que las comunicaciones entre Tarifa y Algeciras nunca hayan sido fáciles, y por tanto el viaje entre las poblaciones gaditanas se presentaba cómo una aventura llena de obstáculos. Antes de la construcción de la N-340 entre ambas localidades el itinerario discurría por la llamada “Colada de la Costa”, este camino se presentaba como una vía no exenta de dificultad salpicada por numerosas elevaciones, que para más complicaciones dejaban al viajero indefenso ante los vientos y temporales que periódicamente y con virulencia actúan en la la zona. Tampoco hay que dejar de lado un peligro mucho mayor procedente de la berberia, este peligro no es otro que las continuadas razzias realizadas por los piratas berberisco sobre la costa andaluza y levantina, sobre todo en los siglos XVII y XVIII. Estas incursiones causaban grandes estragos entre los núcleos de población asentados en la costas mediterráneas, así que no era de extrañar que un viajero cuyo destino final fuera Algeciras acabará sus días cómo esclavo en Argel o Trípoli.
Como alternativa al citado camino costero el viajero que desde Cádiz tenía como destino Algeciras o viceversa, podía atajar por La Trocha. Éste era un camino de los llamados de herradura debido a la imposibilidad del transito de carromatos por él, sólo a lomos de una cabalgadura o a pie los viajeros podían recorrer su angosto y estrecho trazado.
La Trocha supuso acortarle una jornada a la ruta entre las dos bahías gaditanas, siendo este ahorro de tiempo su mayor ventaja respecto al camino de la costa. Pero esta alternativa tampoco estaba libre de peligros, pues a los obstáculos propios de una zona salpicada de numerosos accidentes geográficos (pendientes, bosques, desfiladeros, gargantas ...) no podemos olvidarnos de los numerosos salteadores que salpicaban el camino, y que al acecho del viajero no dudaba en asaltarlo. La mayoría de estos bandoleros eran jornaleros del corcho y carboneros que completaban sus exiguos salarios con las bolsas y pertrechos de los desafortunados caminantes.
Un ejemplo de la dificultad y peligrosidad que entrañaba La Trocha la encontramos en el viajero inglés Richard Ford, quien en el año de 1832 en su camino de Cádiz a Gibraltar atajo por dicho sendero extrayendo la siguiente impresión: “..era una cabalgadura y peligrosa, especialmente en el paso de La Trocha, infestado de contrabandistas, que cuando pueden se vuelven rateros y ladrones”
Camino empedrado, cuyo origen se remonta a época romana, fue testigo del paso de gentes de toda condición y clase. Su declive como vía transitada comenzó en el año 1869 a raíz de la inauguración del servicio regular de diligencias entre Cádiz-Algeciras, posteriormente tras la creación de la primera estación del ferrocarril a finales del XIX, y en 1910 del servicio regular de autobuses, el camino de La Trocha fue quedando en desuso hasta que finalmente la mejora de la carretera Tarifa-Algeciras dejo sin sentido esta ruta. Consecuencia de este hecho fue también el abandono de los tres puntos de descanso y recuperación que representaban las ventas situadas a lo largo del trayecto; venta de Ojén, venta de las Corzas y la venta de La Trocha.
Por último queda decir que en la actualidad el antiguo camino vuelve a ser transitado por amantes del senderismo que no dudan en experimentar las sensanciones que en otro tiempo soldados, caballeros, jornaleros, aventureros, buhoneros,...y por supuesto bandoleros vivieron en su paso por La Trocha.



Tramo empedrado del sendero en la actualidad.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Domingo Rico Villademoros, condenado a muerte por las Cortes de Cádiz


Recientemente ha salido publicada la revista Hades del Cementerio Mancomunado que trata sobre la cultura de la muerte. Dicha revista saca los artículos de un concurso que comienza meses atrás y que tiene distintas dotaciones económicas que en los tiempos que corren viene muy bien. Pues Carlos, este que les escribe, como uno de los autores del blog, resultó uno de los premiados y en consecuencia  ha visto publicado su artículo en el nº 10 de la revista Hades.
Para que podáis disfrutar del artículo pinchar aqui.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Abolición de torturas y apremios en las Cortes de Cádiz.



         Las Cortes de Cádiz en su Decreto de 22 de abril de 1811 aprobaban por unanimidad un decreto por el que abolían la tortura y las prácticas de afligir y molestar a los reos conocidas como apremios. No obstante con la vuelta al poder de Fernando VII, el decreto de 4 de mayo de 1814 dejaba nula la Constitución y en consecuencia el Decreto anterior. No obstante la tortura era algo caduco en Europa, por lo que no hubo problemas en aprobar la Real Cédula de 25 de julio de 1814 que abolía la torura judicial y los apremios.


Decreto de 22 de abril de 1811