Tras el fracaso del intento de golpe de estado del 23 de Febrero de 1981, el ruido de sables parecía cosa del pasado pero no
era así, aunque no tuviese repercusión mediática tras la acción
de Armada, Tejero, Milans y compañía hubo dos conspiraciones cuyo
objetivo final no era otro que acabar con el sistema político
vigente tras cuarenta años de dictadura franquista.
El primer intento del que se tiene constancia estaba
programado para las vísperas de las elecciones generales del 28 de
octubre de 1982, elecciones que a la postre traerían la primera
victoria del Partido Socialista Obrero Español en unas elecciones
generales.
El plan consistía en perpetrar numerosas acciones
violentas que desestabilizaran al país facilitando de esa forma el
triunfo del golpe militar. Las acciones estaban dirigidas contra
personalidades progresistas y vinculadas a movimientos autonomistas o
de izquierda, una violencia que iría in cresendo hasta
culminar en un atentado perpetrado contra un bloque de viviendas
militares de Madrid, acción de la cual se acusaría a ETA. Ante esta
caótica situación previa a las elecciones, fuerzas militares
ocuparían la Capitanía General de Madrid y el Centro de Operaciones
de la Junta de Jefes de Estado Mayor neutralizando de esta forma la
cadena de mando. Tras efectuar estos movimientos la intención de los
golpistas era declarar el estado de guerra, cerrar la capital y
tomar el control de los órganos de poder, Zarzuela, Moncloa,
Ministerios, RTVE, etc. Una vez controlada la situación el rey sería
depuesto y ocuparía su lugar un Consejo de Regencia.
El golpe fue desmantelado cuando el 1 de octubre del
1982 el ministro del interior Juan José Rosón tuvo conocimiento de
la existencia de la conspiración. Tras valorar la situación el
ministro del interior, el presidente del gobierno José Calvo Sotelo
y otras personalidades responsables como el director del CSID, se
decidió intervenir de forma rápida e inmediata, sin profundizar en
la investigación, ya que se pretendía evitar complicaciones
mayores.
La segunda y hasta la fecha, que se sepa, ultima
intentona golpista se produjo en el año 1985. Un grupo de militares
en activo, entre ellos elementos activos de la intentona de 1982, y
personal civil unido a una ultraderecha que tanto añoraba y añora
camisas azules y brazos en altos, planearon la acción golpista más
brutal de las perpetradas o imaginadas por las mentes golpistas en el
largo historial de golpes e intentonas de esta índole que jalonan la
historia contemporánea de España, una auténtica carnicería de
haber tenido éxito.
El plan se ejecutaría durante el desfile militar
celebrado con motivo del día de las fuerzas armadas de aquel año en
la ciudad de À Coruña. Los golpistas adquirían un local con sótano
que estaba situado justo detrás del lugar escogido para situar la
tarima de autoridades. A través del sótano se horadaría un túnel
que condujese justo debajo de la tarima, allí se colocarían 100
kilos de explosivo que estallarían en mitad del desfile originando
un estremecedor y macabro espectáculo que sería captado en directo
por las cámaras de RTVE.
Un bizarro plan que aunaba dos atentados terroristas que
se saldaron con gran éxito, por un lado se pretendía emular el
magnicidio del presidente egipcio Anuar el Sadat de 1981, asesinado
durante una parada militar, y por otro el “vuelo” por los tejados
de Madrid del almirante Carrero Blanco en diciembre de 1973.
Como podéis imaginar la lista de victimas de tener
éxito el atentado hubiese sido numerosa e importante, pues habrían
asesinado a toda la familia real, al presidente del gobierno Felipe
González, al ministro de defensa Narcis Serra y a la cúpula militar
al completo, sin contar con un buen número de autoridades menores e
innumerables civiles que asistían a los actos militares.
Tribuna de autoridades durante el desfile militar de 1985( La Opinión de la Coruña) |
Esta segunda conspiración no llegó a alcanzar su
objetivo final debido que agentes del CESID estrecharon el cerco
sobre los implicados, obligando a estos a abortar la acción criminal
en la semana santa de 1985. Descartado el golpe, las autoridades
decidieron no adoptar ninguna medida contra los implicados, pues
según argumentaron desde el gobierno “eran pocos y estaban
controlados”, además de esta forma no se añadirían nuevos
mártires del franquismo.
Para saber más:
http://historiadelpresente.es/sites/default/files/congresos/pdf/41/ecoysociedad/Munoz.pdf
http://www.udel.edu/leipzig/texts4/ela09127.htm
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