Sergio Leone también nos ha dejado grandes duelos cinematográficos para la
posteridad.
Centrándonos
en el artículo, el duelo por el cual se retaron Wild Bill Hickock y Davis Tutt, nos encontramos con que
es uno de los pocos de los que consta registro, concretamente en el Harper's New
Monthly Magazine en febrero de 1867.
El primero es un personaje muy conocido que ha sido llevado a seriales y al
cine. Al parecer ambos habían sido
amigos pese a luchar en lados opuestos durante la Guerra de Secesión, Bill al lado del Norte y Tutt con los del Sur. Ambos eran magistrales
jugadores de cartas y su cada vez creciente enemistad les llevó a no sentarse
juntos en una misma mesa. Al parecer Tutt asesoraba a jugadores de cómo jugaba
Wild Bill y en una de esas partidas Tutt que invirtió mucho dinero en varios
jugadores, se enojó al ver como Hickock ganó una suma importante proveniente
principalmente de su bolsillo. Esa rabia le llevó a humillar a Wild Bill
quitándole su reloj de oro Waltham Watch Company en concepto de una deuda de
juego antigua.
Tutt afirmó que ese reloj sería lo primero que se pondría al día
siguiente, Bill Hickock le espetó con un “Te mataré si lo haces”. Las cartas
estaban sobre la mesa.
Reloj de oro Waltham Watch Company |
A la mañana siguiente,
a Davis Tutt se le vio pavoneando por la plaza mayor. Toda una afrenta. Al
parecer Wild Bill apareció y al no llegar a un acuerdo amistoso por la entrega
del reloj, se retaron. Según dice la revista se mantuvieron a una distancia de
6,8 metros.
Wild Bill dio una última advertencia. Al parecer ambos eran
temerarios y buenos tiradores. Los dos desenfundaron más o menos a la vez y
realizaron un disparo, también casi simultáneo, lo que generó confusión a los
allí presentes que jurarían haber escuchado un solo disparo. Dave Tutt había
errado su disparo, no así Hickock que dio de lleno a su enemigo en el pecho
provocando la muerte casi instantánea. Wild Bill fue
arrestado y llevado a un juicio que duró tres días y que dictaminó su no
culpabilidad, ya que se reconoció que el acusado había sido humillado por la víctima
en repetidas ocasiones antes de tan fatídico duelo. Unos meses después un
redactor del Harper lo entrevistó, contribuyendo con su posterior publicación a
la leyenda de este pistolero y posteriormente a este artículo.
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