Agustín Argüelles |
Agustín Argüelles y Álvarez González, diputado por
Asturias en las Cortes de Cádiz es
protagonista de esta historia junto a Fray Diego Chacón, el “fraile demente”.
Argüelles nació en la localidad asturiana de Ribadesella, el 28 de agosto de
1776. Su gran locuacidad y oratoria le granjeó el apodo de “El Divino”,
aunque tuvo otros como “el apóstol de la libertad”, según la Gaceta de
Madrid, o el “héroe de la reforma constitucional”, como lo bautizó
posteriormente el historiador José Luis Comellas. Fue uno de los principales
redactores de la Constitución de 1812, además suyo es el discurso preliminar,
aunque se publicó anónimo. Como dato anecdótico decir que el diputado por
Asturias feneció en Madrid el 27 de marzo de 1844, en la más absoluta pobreza.
Aunque en Cádiz se le recordará por su protagonismo en las Cortes y es que el
asturiano tuvo una enorme actividad en las mismas.
Es en mayo de
1811, cuando Argüelles se percata de la situación de nuestro otro protagonista,
Fray Diego Chacón. Así en la sesión del 3 de mayo de 1811 informa de un hecho
asombroso que ofende, según él, al honor nacional y presenta una proposición
que dice así: “Que el Consejo de Regencia remita a las Cortes sin pérdida de
momento una exposición individual, sin omitir en ella circunstancia alguna, por
leve que parezca sobre lo ocurrido en la noche del corriente en el convento de
los padres dominicos de esta ciudad, en donde se descubrió emparedado al
religioso Fr. Diego Chacón”. Dicho
esto pidió además que el Consejo de Regencia tomase en protección al religioso
para evitar cualquier vejación.
El diputado Manuel Martín replicó que Diego Chacón
estaba encerrado y no emparedado por estar demente, poniendo como
ejemplo que el día anterior había arrojado a la cabeza del prior del convento
una jícara (taza) de chocolate. En la sesión del día siguiente, 4 de mayo, se
lee la representación del prior del convento de Santo Domingo en la que se
explica la situación denunciada sobre fray Diego Chacón. El arzobispo dispuso
que su secretario hiciese comparecer al prior y a otros tres religiosos
ancianos y de probidad que hubiesen residido más de doce años en este convento,
que declarasen sobre el principio y progresos del encierro que sufría aquel
religioso, así como de la asistencia que se le había dado en salud y enfermedad
para formar juicio exacto de este acontecimiento. Fray Diego
Chacón llevaba encarcelado en la habitación que describe el gobernador
año y medio. Venía de otra en la que había estado otros cuatro años. Lo enviaron luego a la casa de sus padres por
si el cuidado de ellos podía cooperar a la hora de recobrar su salud y cordura.
Pero no fue así. En reiteradas ocasiones intentó matar a su padre, además hirió
gravemente a una anciana golpeándola con una piedra, a la que
posteriormente se le tuvo que administrar la extremaunción. Por todos estos
acontecimientos, la justicia de aquel pueblo (Grazalema) hizo que
volviese al convento.
Imagen de un convento. |
Ya en él, el
dictamen de dos médicos, partidarios de declararlo epiléptico de difícil o
imposible curación, determinaron que no se presentase a la ordenación de
diácono. Así, el prior Fray Manuel Ortiz en 1805, le mandó encerrar en su
celda. Lo mismo hizo su sucesor. En la habitación actual tiene la puerta una
ventanilla de un tercio de diámetro, por donde se le suministra diariamente la
comida. Estaba el techo cubierto de telarañas, tenía una aldabilla y no había
señal de haber tenido otra cerradura. Había un colchón con una manta y alguna
ropa destrozada del enfermo, sin otro mueble alguno. Junto a la puerta había un
asiento, comunicado con el exterior, para el uso de sus necesidades. Tal vez se
descuidarían en limpiar el vaso inmundo por el hedor y la humedad que
desprendía.
Trasladado por
orden del gobernador al departamento de dementes del hospicio de esta ciudad el
2 de mayo de 1811, fue llevado a un aposento donde se le notó en esta ocasión
que paseaba hablando solo. Al entrar el maestro de aquel departamento con el
desayuno fue atacado por el demente. Costó mucho trabajo reducirlo y sujetarlo,
quedando magullados el religioso y el asistente que procuraban sujetarle. Por la tarde lo trasladaron por orden del gobernador al
hospital real. Le llevaron a una sala grande. El día 6 por la mañana arrojó
furioso el chocolate al sirviente y fue necesario sujetarle con un pie en el
cepo. Su furia continúa hasta el día 10 y el desorden en su conversación y
acciones, hasta el 14, por lo que no se creyó prudente quitarle el cepo.
Fray Diego Chacón fue encerrado y privado de su libertad
porque ya lo exigía así el estado de su demencia, tanto para su seguridad como
para la de otros religiosos.
El diputado Caneja
tomó la palabra para lamentar las deficiencias en las que se encontraba el
estado del cuarto de Fr. Chacón. Las telarañas, una ventana que no se abría,
falta de aseo, etc. El diputado Nicasio Gallego argumentó que era menester
deshacer una equivocación y es que el asunto no vino por habladurías sino por
un oficio del gobernador.
El diputado Lera
quiso dejar claro en la sesión que la forma de proceder con respecto al caso no
fue la correcta, “porque sin más que
por una noticia de un soldado o cadete que dijo que había un religioso
emparedado, llevó los alguaciles y tropa, allanó el convento y lo extrajo con
escándalo. Me parece que este es un atropellamiento, y a él debe atenderse”.
Discutido el
asunto, se deliberó sobre la resolución que debía tomarse. Finalmente el
Congreso se conformó con el dictamen del Sr. Anér expresado en la
siguiente proposición que quedó aprobada: “Que insertándose en el diario de
Cortes el informe del Eminentísimo cardenal, se mande al consejo de Regencia,
se sobresea en la causa, y que disponga lo que estime más conveniente en orden
a la persona del religioso demente, y al lugar donde en lo sucesivo deba ser
custodiado”.
En la sesión del 26 de mayo,
Argüelles se lamenta de que no se le esperase en el debate de Fray Diego
Chacón, ya que él había sido su promotor. Este incidente es uno de
aquellos por los que se tilda al diputado asturiano de anticlerical. Presenta un testimonio del estado
lamentable en que se encontró al religioso y es de la opinión de que el informe
presentado por el cardenal Borbón no se ajusta a la realidad de los hechos. No
obstante acató la resolución de las Cortes poniendo punto y final al asunto.
Así concluye pues la historia del fraile demente, un caso que al lado de
la magnitud de los temas que en las Cortes se trataban puede ser anecdótico o
incluso tildado de oportunista, aprovechando Argüelles, según los absolutistas,
la oportunidad para atacar al clero. Sea como fuere, era una vida que el
diputado pretendía salvar, más allá de una terapia de cuatro paredes y unas
telarañas.
2 comentarios:
Curiosa historia que demuestra cómo los dipuatdos se preocupaban por todo. Bien, Carlos.
Esta es una de las dos historias que he presentado a Cemabasa para el concurso, el otro, el de Domingo Rico Villademoros me lo han premiado, asi que lo veremos pronto en dicha revista.
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